lunes, 21 de febrero de 2011

El marido de mi mujer

Hoy tuve un sueño extraño: soñé con mi mujer, bueno, mejor dicho, con mi ex- mujer.
soñé que estaba con la Susanita, esa chiquilla riquísima que está en mi curso de literatura peruana y que se nota que quiere conmigo.
el otro día hasta me enseñó sus poemas, unos poemas malísimos por cierto. no había leído cosas tan estúpidas y asquerosamente huachafas desde la época en que paraba con la gente de Hora Zero, ¡esa gente, carajo!, pero qué chucha, así se empieza, y luego qué rico. que agarre confianza nomás y hasta mudita la voy a dejar, sólo va a abrir la boca para gritar y para ¡ahhh!...
bueno, sin más cháchara, anoche soñé que estaba con la Susanita y con una vieja ciega a la que ella llamaba tía, estábamos todos sentados en una mesa larga de madera con unas ropas ridículas, supuestamente trajes de la edad media, porque la tía, que también había enseñado literatura, pero literatura española, y que estaba medio loca, se creía uno de los personajes del Mío Cid, obligaba a todos a vestirse de esa manera, al menos a la hora de comer.
francamente no sé por qué demonios le hacían caso, si la vieja era ciega; pero, total, era un sueño, así que vale todo, ¿no?, la cosa era que durante toda la comilona me la había pasado calentado a Susanita por debajo de la mesa con la punta de mi pie descalzo, cuando de pronto la muy puta se sube a la mesa, se sienta delante de mi y se baja los calzones, al toque me le aventé encima, qué me quedaba, pues, eso si, todo con mucho respeto, ni un gemido como para que la tía no se dé cuenta y siga recitando nomás sus cantares del Cid.
me costó taparle la boca a la niña que casi me arranca un dedo. de pronto, cuando estoy a punto de darla, levanto la cara y estaba mi mujer, digo, mi ex- mujer, vestida de camarera de los años sesenta como las que hay en Los Años Maravillosos, un restaurante de San Isidro al que le gustaba que la llevara para sus cumpleaños. ahí nomás, de verla, de puro susto y algo así como vergüenza, se me muere. Susanita me reclama, me pide que siga, que no me detenga -¿qué?- le pregunto distraído, me aprieta contra su cuerpo, pero no puedo, mi ex-mujer se caga de risa -ya no eres el mismo- me dice, creo que sólo yo la escucho. la perra de Susanita desesperada. pobrecita. retorciéndose en la mesa de lo arrecha que la dejé. es lo más triste que he visto en los últimos tiempos, si los sueños cuentan. una mujer abandonada a mitad de orgasmo.
por que habré soñado eso, será por lo solo que me encuentro últimamente, será que he empezado a extrañar a María Cristina.
mañana serán ya dos años y medio desde que nos vimos la última vez cuando salió la sentencia de nuestro divorcio. que extraña me suena la palabra nuestro.
en realidad ya nos habíamos encontrado en la presentación de un libro de poesía de un amigo común, pero eso no vale, con la justas nos saludamos.
pensé que no iba a afectarme si la veía, pero ese día casi vomito el corazón. -qué pasa hombre- me preguntó Ramón, "Sábado" que era como lo conocíamos los de la patota de la universidad porque para él todos los días eran sábado, -has visto un fantasma o has estado chupando anoche, mira como te tiembla la mano huevón- yo no podía desprender la vista de María Cristina, pero para sacármelo de encima le contesté que había visto al fantasma de Julio Ramón Ribeyro afuera y lo dejé riéndose de mi y haciendo un escándalo de putamadre entre los periodistas para ir a perseguir al fantasma ¡que laberinto!. Sábado sigue siendo el mismo. no es mi problema.
ella estaba muy guapa. mucho mejor que cuando vivíamos juntos, mucho mejor que cuando estaba conmigo, yo la conducía a la mediocridad, o sería simplemente que el convivir con alguien te resta el deseo y esa separación había logrado que ese deseo renaciera. Moraleja: no volver a convivir con nadie, tirarse a la vecinas nomás o convertir a las tiraditas en parte de la vecindad, mejor lo primero que lo segundo. pero no convivir.
me acerqué a ella. me quede mirándola. ella se sorprendió al verme -que bien estás, estás muy guapa Mari- le dije -no me llames así quieres- me contestó -pero a ti... ¿qué te ha pasado?, te ves muy mal, se te cayó más el pelo, engordaste, no sé que tienes pero te noto diferente. me bajó los ánimos. pasó un ángel. -qué tal- me preguntó por compromiso, creo que se dió cuenta de lo ácida que había sido conmigo -llegaste a terminar tu tesis-
-si, si claro... hace tiempo
-conmigo a tu lado jamás la hubieras terminado ¿no?
-qué dices Mari...
-ya te dije que no me llames así
-bueno pero por..- me interrumpió -perdón- dijo, se levantó con esa elegancia que nadie se la quita aunque la metieran en un campo de concentración Nazi y la dejaran calva, le dio la mano a un tipo con cara de imbécil que se acababa de acercar. se fueron del brazo hacia la calle. miré hacia los lados. nadie se ganó con el desplante -que suerte- pensé.
pasaron diez minutos. salí a la calle también. además había mucha gente ahí que no me soportaba para nada, es que la gente no acepta las críticas y no entienden que ese era mi trabajo en el periódico, por supuesto Sección Culturales. mediocres de mierda.
salí, me fume un par de cargaditos. me sentí solo, pero no tanto como hace un rato entre tanta gente, solo, pero no tanto como cuando traté de hablar con María Cristina. horrible encuentro.
de eso ya como ocho meses. volvía a soñar con ella después de ocho meses. cómo pasa el tiempo.
seguramente está viviendo con ese huevón, por eso ella quería tanto el divorcio. obviamente moría por casarse con ese huevón, ella no es de las que conviven así sin más ni más, menos sin tener una ley que la respalde. toda una bruja. menos de las que simplemente tienen sus pichanguitas sin mayores compromisos. aunque no creo, ella tiene mejores gustos, se casó conmigo, bueno también se divorcio. que mujer tan voluble o yo la dejé (¿?)
ni me acuerdo por qué no pudimos seguir viviendo juntos. creo que era muy celosa, de todo me jodía la pita. locuras de las mujeres, de todo sienten celos. DE TODO. hasta cuando uno se la corre frente a ellas, creen que es porque uno tiene por ahí a una tal Manuela y con eso la recordamos, no entienden que es por puro gusto.
debí nacer cabro ¡carajo!, como el Gonzalito, ese huevón o mejor dicho ese huevas tristes, si que no se hace problemas, la pasa fenomenal de loca.
me ha provocado ir a verla. supongo que las cosas para ella no fueron fáciles, pero después de tanto tiempo ya debe habérsele pasado la cojudez y ya debe tener las cosas bien claras, porque el que yo la visite no quiere decir que quiera regresar con ella ¿no? es verdad que le tengo cariño, pero ahí no más, que se me baje del micro. no la amo ni la amaré nunca.
me da rabia que no le baste que la quiera, cuál es la diferencia. EGOCÉNTRICA.
debimos tener hijos, ella nunca quiso, -¿y mi carrera?- me decía, puras artimañas para no atarse más a mi.
y si me bota de su casa. bueno, al diablo. quiero verla, somos adultos, que frase para estúpida, pero cuando se saca de la manga siempre resulta.
que delicioso olor a mar, me altera un poco, sólo un poco. todo está bajo control huevón, no te me emociones.
me enfría las entrañas, siento como si el corazón se me hubiera desprendido de donde se supone que está sujeto y cayera hasta donde están mis intenstinos, llevándose de encuentro todos los órganos que están entre ellos. osea ya no tengo ni estómago, ni hígado, ni páncreas, ni nada. todo lo tengo revuelto. soy una masa que avanza sin saber hacia donde.
creo que por fin el cargadito me ha empezado a hacer efecto. en este mundo hay que estar loco o drogado para poder vivir.
hay pocos carros, tendré que volver a casa a pie, eso está bien. adoro caminar, pero detesto cuando los cabros como los que están en la esquina empiezan a ciriarme. PUTA, últimamente tengo más acogida entre los cabros que entre las mujeres. no digo, debí nacer cabro. QUE ASCO, que huevadas estoy pensando. María Cristina que linda que eras. la tajada de luna que veo me hace recordar tu sonrisa, bueno cuando te reías ¡maldita! porque ahora estás más amargada que esas hierbas de Hercampuri que tomabas para adelgazar. ya no eres la de antes.
por qué me trataste así en la presentación ¡pedazo de estúpida! dónde estarás, a dónde te habrás ido con ese huevón ¡carajo!.
la pasividad de la madrugada celeste, casi turquesa, me la quiebran junto con mis lentes una manada de pitucos mal paridos que pasan en su auto. uno de ellos, sólo porque le provoca, saca medio cuerpo; si se le puede llamar cuerpo a esa porquería de gelatina colorada que está más que envuelta, escondida seguramente de pura vergüenza en una camiseta; por la ventana y me da con un puñetazo en plena cara. ¡Puta madre!.
recojo mis pedazos de lentes y de cara y comienzo a caminar más rápido hacia casa. sólo ahí puedo estar a salvo. Lima de mierda, vida de mierda.
mi paso apurado, ultraviolento me hace recordar la música de Rata Blanca, ese grupo argentino que Paco, mi vecino, siempre escucha a todo volumen y que hace poco me prestó como garantía de una botella de pisco que me pidió, según él para cocinar.
seguramente que él ni por enterado que todo el barrio notó que había armado una orgía en su departamento.
las viejas estaban haciendo bochinche al día siguiente para echarlo de la quinta. las brujas querían que firme una carta de reclamo contra el pobre huevón, yo no quise, no es mi problema. además, si se va quién me va a devolver mi botella. la verdad, no quiero que se vaya, es que es el único tipo más o menos interesante con el que se puede hablar de vez en cuando.
apuro más el paso. la música de Rata Blanca me invade la sangre "...No seré uno más, nunca más / vos me diste libertad..." pero hace tiempo que sé que soy uno más, y lo peor que no sé bien que hacer con mi libertad. María Cristina, en que me has convertido.
por fin en casa. por fin a salvo.
entro. me tumbo en la cama, sólo me saco los zapatos que ya me estaban reventando los uñeros y me arranco la corbata prácticamente con todo y cabeza. duermo, espero no volver a soñar.
una timbrada me despierta, carajo por qué tiene que durar tan poco la noche y el día ser tan largo, no he dormido nada. me cago de sueño todavía.
arrojo el despertador tratando de apretarle ese botoncito verde; que nunca encuentro cuando todavía tengo los ojos opacos y pegotes por la legañas; que hace que se calle. pero la timbrada sigue.
era el teléfono. pobre despertador, por las puras pagó pato. quién carajo será a esta hora. ¡Aló! ¿quién? -hola soy yo... sería posible que nos viéramos...?
-¿María Cristina?
-no... perdone la hora, soy Susana, Susana Ríos, la de la clase de literatura peruana, usted me dio su número... me dijo que lo llamara cuando quisiera, cuando lo necesitara.
-Ahhh, si Susanita que tal, qué hora es- me froto los ojos.
-ya es medio día y lo llamaba para saber si sería posible que almorzáramos juntos y tal vez pueda comentarme algo sobre las cosas que le di para que leyera...
-Ah si Susanita, mira la verdad, es que ahora me es imposible... qué tal si nos encontramos mañana a eso de las 8 de la noche, en el cafetín ese nuevo que han puesto por la Plaza San Martín. bueno, si no es muy tarde para ti ¿si? ahora tengo una reunión con los del Decanato- la verdad, no tengo ganas de verla.
-claro profesor, no hay problema... como usted diga, chau
-chau.
-AY Susanita- pienso -si supieras el sueño que tuve y un fugaz sentido de culpabilidad se me viene.
me despertó, pero en fin. buena manera de empezar el día, es una pena que esté loquita por mi, justamente ahora que tengo la cabeza en otros asuntos más de gente mayor.
ya que tengo el teléfono en la mano no puedo evitar llamar a Mari.
el teléfono suena tres veces, alguien levanta el fono y yo cuelgo. que cobardía. ahora no podré llamarla si no sabrá que fui yo y se reirá de mi igual que en mi sueño.
suena el teléfono. Lo levanto. -¡ALÓ!- grito como molesto -Tito?- me pregunta la voz al otro lado -¿quién es?- hace tiempo que nadie me llamaba así, y no era la voz de mamá, a no ser que me llamara del más allá, a lo mejor era otro sueño o peor a lo mejor ya estaba muerto y yo ni cuenta. -Tito soy yo, María Cristina- continua la voz -Mari..., perdón ya no te gusta que te llame así- le digo en tono de cachonda -la última vez que nos... -no, me encanta que me llames así, pero sólo entre nos, tu sabes... la gente escucha ciertas cosas y ya está inventando cosas que no son, -bueno si-, le contesto un poco cortante. para adivinanzas ya está bien -qué pasa algún problema- le pregunto -no, no... sólo quería saber como estabas, y saludarte por tu cumpleaños.. -ah gracias-, ni había reparado que era mi cumpleaños, felizmente colgué el fono, hubiera pensado que estoy tan necesitado que tengo que llamarla para que me salude. -no sé... hace tiempo que no nos vemos, po...- continúa pero la interrumpo -Mari he pensado mucho en ti en estos días, crees que podamos vernos- le pregunto, -¡claro!, digo si...- noto que está emocionada también pero no quiere que se le note. -ven a la casa, digo a mi casa ¿puedes hoy? cómo a las siete- me dice -me encantaría, -pues vienes entonces, chau. -chau Mari... Me desinflo del gusto.
el día se me pasa lento. las clases, felizmente tengo clases, luego aplano calles un par de horas buscando libros, matando el tiempo. un rato en la biblioteca. me meto a un cine casi vacío a ver una película que ya estaba comenzada y que era de lo más extraña. sobre un tipo divorciado que quiere regresar a toda costa con su ex- mujer y por eso decide hacerse una cirugía plástica con la cara del amante de la mujer a quien el odia por haber sido el causante de su separación y que es en la actualidad su esposo.
ya son las siete, dejo la película sin terminar para ir donde Mari como acordamos.
toco el timbre de la casa. me da mucha nostalgia. pensar que hace dos años y medio atrás tenía la llave de esa casa, tenía la llave de todo o por lo menos me creía eso.
ella se sorprende, pero se alegra por mi puntualidad. era algo que de casados siempre me exigió y yo nunca pude cumplir. como que uno se revela contra las cosas que se nos quieren imponer sin darle mucha importancia si en realidad nos convendría el cambio o no.
escucho un llanto. guardo mi arremolinamiento de palabras, siento que se me salen los ojos. -un momento- me dice -es Camila, debe tener hambre, es una niña linda, ven para que la conozcas.
la casa, nuestra casa ya no es lo que era, ya no es nuestra tampoco, es cierto. está totalmente distinta, la desconozco. me siento intruso.
sigo a Mari, entramos al cuarto de Camila. me quede mudo, era linda, igual a ella pero en miniatura.
lloro igual que Camila. no puedo evitarlo, aprieto los ojos para que no se me escapen las lágrimas pero igual lo hacen. siento vergüenza. los dos lloramos de hambre pero de diferentes tipos de hambre.
Camila se calma en los brazos de su madre y se reacomoda en la cuna. me calmo también, pero nadie me acuna. -sería mucho pedir- me pregunto.
María Cristina me cuenta que su marido -el tipo con cara de imbécil con el que fuiste a la presentación en la que nos encontramos- le pregunto -ese era un imbécil, pero su hermano no y él es mi marido, es agente viajero- le digo que igual debe tener cara de imbécil total son hermanos y hay cosas de familia que no se pueden dejar de lado. ella se enoja un poco conmigo pero no tanto, ya conoce lo bestia que soy para hablar a veces.
saca una botella de vino y comenzamos a beber. se supone que festejamos mi cumpleaños.
se divierte muchísimo con mis aventuras o al menos eso creo, ella siempre fue muy buena anfitriona. me siento muy bien a su lado, tiene muy buen sentido del humor, me hace recordar uno de los detalles que hizo que me casara con ella.
ella también me cuenta lo suyo, parece que el tiempo que estuvo sin mi le sirvió para sacarse un gran peso de encima y comenzar a vivir.
me siento su amigo, sé que siente lo mismo. la pasamos brutal. nos acabamos la botella y sin querer o bueno si queriendo, lo confieso; pero en todo caso sin planearlo, terminamos haciendo el amor.
la ventaja que encuentras con amores que no son improvisados es que ambos sabemos por donde atacar.
me conmueve mucho saber que no se olvidó de muchos detalles que me gustaban, y es recíproco. tengo miedo de pensar que pasará después de esto. mejor no pienso.
noche maravillosa. me despido. se me ocurre que ella si sabía que esto pasaría, antes no lo hubiera pensado, pero es que ella ha aprendido mucho, es un mujerón, sabe por donde pisar. la admiro más que nunca. me he vuelto a enamorar.
debo olvidar esa noche, ella lo va hacer. fue sólo una travesura suya como para demostrarme que es una mujer diferente. en realidad ella sólo se está probando algo a sí misma que no sé que es, pudo haber sido otro huevón, por suerte o por mala suerte fui yo o tal vez soy ya el enésimo huevón con el que anda probándose a si misma algo.
"no pensar" esa debe ser mi consigna. me repito "no pensar" mil veces como autoconcientizándome. total no se volverá a repetir, su marido que es agente viajero vuelve mañana.
salgo de su casa y me pregunto si querrá seguirme viendo. tal vez deba hacer lo de la película que vi por la tarde, eso de cambiarme la cara por la cara del marido actual y convertirme en su amante, pero no tendría suficiente dinero para una operación de ese tipo. también se me viene a la mente otra película, Tarde de perros y si asalto un banco para tener dinero para mi cirugía facial. saco cuentas sin percatarme de mi realidad como si estuviera sonámbulo. me froto la cara para despertar. -que huevón- me digo riéndo y me voy a casa.
pensé de veras que no volvería a verla. pero qué culpa tengo yo si su marido sale tan seguido, qué culpa tengo si, cada vez que él no está, ella me vuelve a llamar y yo salgo corriendo como un perrito.
desde ese momento no he dejado de verla. vaya regalo de cumpleaños que me dio la canalla. estoy enamorado nuevamente de mi ex- mujer, mejor dicho de mi mujer y por suerte, más que para mi para todas las mujeres en general, no tuve que hacerme la cirugía y ponerme la cara del imbécil del marido de mi mujer.

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